Frío o caliente? Es la única pregunta que hace Javier Wong a quien lo
visita en su pequeño huarique de La Victoria donde atiende a puerta
cerrada. No tiene carta, pero todo lo que sale de sus manos tiene
perfecto equilibrio. El plato más sofisticado le toma diez minutos, la
mayoría sale en tres o cuatro, lo que se demora en picar el pescado y
añadirle algún ingrediente. Sospecho que en algún momento debe musitar
“abracadabra” porque los resultados son mágicos. Todo es austero y
modesto en este local. Las paredes tienen dos fotografías: una de Miguel
Grau, (nuestro héroe de Angamos que no figura en el pequeño Larousse
ilustrado) y otra de Francisco Bolognesi (tampoco figura), ambas regalos
de sus clientes; algunos afiches, un par de diplomas y una pequeña
repisa atiborrada de chucherías. Su instrumental culinario se restringue
a dos sartenes, un cucharón, algunos cuchillos, una tabla de picar y
una sola hornilla a gas. Son incontables los platos que he probado de la
mano de Javier Wong a lo largo de los años y puedo asegurar que siempre
he salido satisfecha y conmovida. Cocina delante del comensal y trabaja
solamente lenguado. Sus cebiches no llevan choclo, ni yuca, ni
canchita, solo pescado fresquísimo con limón, cebolla, sal y ají limo. A
los especiales le agrega pecanas o cebollita china o alguna hierba que
tenga a mano en ese momento. Los platos calientes pueden tener coca
cola, canela china, pecanas, jolantao, muña o ajonjolí. O ninguno de los
anteriores. Improvisa con lo que tiene a mano y se inspira en el
momento adivinando el gusto del comensal. Adivina también las virtudes y
ruindades de quienes atraviesan el umbral de su puerta. Una vez, a
pedido de una cliente, inventó sobre la marcha un postre de lenguado con
azúcar, piña en conserva, melón y pecanas. ¿Lo pueden creer? El
resultado fue espectacular según testimonio de la involucrada. La cocina
de Javier Wong es un regalo para el alma y el estómago, cuando cocina
sus manos hablan y sus ojos ríen.
Si deseas ir a disfrutar a este maestro cocinando, aca te paso la dirección.
Enrique León García 114, Santa Catalina (entre la cuadra 3 y 4 de la Av. Canadá).
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